IA & Reducción Jornada Laboral 08 Sep 2025

¿De verdad la IA nos llevará a la semana laboral de cuatro días?

Nos encanta imaginar un futuro donde trabajamos menos, cobramos lo mismo y disfrutamos de más tiempo libre. Suena a utopía moderna. Pero cuidado: esa idea, repetida hasta la saciedad en medios y conferencias, puede ser un espejismo. Y lo que más necesitamos hoy no son espejismos, sino debates críticos.

CoFounder Match your Career Cristina Gómez
IA y semana laboral de 4 días

¿La IA nos traerá la semana laboral de 4 días… o es un espejismo tecnoptimista?

La promesa brillante: productividad convertida en tiempo libre

El estudio de Autonomy es seductor: para 2033, un 28 % de los trabajadores en Reino Unido y EE. UU. podrían estar trabajando solo 32 horas semanales, sin perder salario ni productividad. Eso serían 8,8 millones de personas en UK y 35 millones en EE.UU.. El argumento es que la IA —con modelos como ChatGPT— aumentará la eficiencia lo suficiente para que el mismo trabajo se haga en menos tiempo.

Además, se nos dice que este cambio no sería solo económico, sino también social: menos estrés, mejor salud mental, más conciliación familiar. En pocas palabras: un capitalismo “humanizado” gracias a la inteligencia artificial.

El espejo español: promesas frente a realidades

En España, el discurso suena parecido: informes como HispanIA 2040 sostienen que el 65 % de la población activa verá sus tareas complementadas por IA, y que la IA generativa podría sumar hasta un 8 % del PIB. Pero cuando bajamos al terreno, los datos son mucho menos brillantes:

  • El Barómetro IndesIA 2025 revela que apenas el 2,9 % de las pymes usa IA, aunque la cifra creció un 36,2 % respecto al año anterior. Eso significa que el 97,1 % aún no la utiliza.

  • Solo un 8 % de las pymes han incorporado IA, frente al 40 % de las grandes empresas, lo que agrava la brecha de competitividad.

  • El sector TIC es el más adelantado, con un 11,6 % de adopción, mientras que en construcción, transporte o comercio la penetración es casi marginal.

  • Las microempresas destacan en algo paradójico: son más proveedoras de IA (52,8 %) que usuarias.

  • En contraste, las grandes compañías tiran del ecosistema: según Cinco Días, su digitalización actúa como efecto arrastre sobre un millón de pymes y un tercio del empleo total.

En paralelo, hay avances en digitalización más básica: el 92 % de las pymes cree que estar digitalizadas las hace más competitivas, el 88 % ha mejorado procesos internos y el 77 % ha reducido costes operativos gracias a herramientas digitales. Pero solo un 14 % tiene un plan estructurado de digitalización, frente al 70 % de las grandes corporaciones.

¿Resultado? La IA sigue siendo un lujo de grandes compañías y de unos pocos sectores punteros, mientras que la mayoría de pequeñas empresas aún se mueve entre la curiosidad y la experimentación.

Las grietas en el discurso optimista

  1. No todos los sectores son iguales. La IA puede automatizar informes, marketing o análisis de datos. Pero ¿qué ocurre en hostelería, sanidad o educación? Reducir horas ahí exige cambios profundos de organización, no solo algoritmos.

  2. El riesgo de la desigualdad. Si la IA acelera la productividad en grandes corporaciones y no en pymes, ¿acaso no se ampliará la brecha laboral? ¿Vamos hacia un país donde algunos trabajen menos y otros más?

  3. El espejismo de “trabajar menos”. Muchas experiencias piloto muestran que reducir horas puede implicar comprimir las mismas tareas en menos tiempo, con el resultado de más estrés, no menos. La IA, si no se gestiona bien, podría alimentar esa sobrecarga invisible.

  4. La confianza y el miedo. En España, un porcentaje importante de empleados cree que la IA no les dará tiempo libre, sino que les arrebatará el empleo. El País lo recogía con claridad: la “era de los robots” asusta.

Ejemplos que invitan a matizar

El caso neerlandés: la productividad como aliada

En los Países Bajos, la semana laboral de cuatro días no es un experimento aislado, sino una tendencia cultural en marcha. Empresas como &samhoud en Ámsterdam reorganizaron su modelo de trabajo con apoyo en IA y digitalización: menos horas presenciales, más foco en la eficiencia y un incremento notable de la creatividad. Según The Times, en ciertos proyectos se llegó a un 50 % más de productividad en áreas de innovación.

La conclusión es tentadora: trabajar menos puede significar producir mejor. Pero no olvidemos que Países Bajos parte de una tradición laboral más flexible y menos jerárquica que la española. Importar el modelo sin tocar nuestra cultura empresarial sería ingenuo.

El piloto valenciano: luces y sombras de un experimento español

En Valencia, el Ayuntamiento probó en 2023 la semana de cuatro días trasladando los festivos a lunes consecutivos. Los resultados fueron tan llamativos como contradictorios:

  • Beneficios claros: mejoras en salud física y mental de los trabajadores, reducción de la contaminación por tráfico, incremento del turismo local y mayor satisfacción en conciliación familiar.

  • Problemas evidentes: el comercio minorista registró una caída del 20 % en las ventas, y un 11,7 % de los comercios cerrados reportó impacto negativo en consumidores que no encontraban establecimientos abiertos. Además, ciertos servicios —como el transporte público— tuvieron dificultades para adaptarse a la nueva dinámica.

Este contraste muestra una verdad incómoda: reducir la jornada no es simplemente cuestión de IA ni de productividad, sino de rediseñar todo un ecosistema laboral, económico y social. Una implementación mal calibrada puede beneficiar a unos y castigar a otros.

El verdadero debate (y aquí quiero que me contradigas)

¿De verdad podemos confiar en que la IA, sin cambios estructurales, nos regalará jornadas más cortas?
¿O más bien deberíamos centrar la discusión en cómo democratizar la adopción tecnológica, formar a quienes van rezagados y diseñar regulaciones que protejan al trabajador?

Yo sostengo que, sin estas condiciones, la promesa de la semana laboral de cuatro días es un privilegio reservado a unos pocos. Y afirmo algo más provocador: si no somos críticos, el discurso de la “IA que nos libera” puede terminar siendo la versión 4.0 de la vieja trampa productivista: más rendimiento, más beneficios… y las mismas horas para la mayoría.

¿Tú qué opinas? ¿Estamos ante una revolución real o ante un espejismo tecnoptimista? Te invito a discrepar conmigo, porque de la confrontación de ideas surge el debate que necesitamos.

Glosario

  • IA generativa: Inteligencia artificial que produce contenido nuevo (texto, imágenes, código).

  • LLM (Large Language Model): Modelos de lenguaje masivos como GPT-4, entrenados con billones de datos.

  • Brecha tecnológica: Diferencia en acceso y adopción de tecnologías entre grandes empresas y pymes.

Fuentes

  • Autonomy, GPT-4 Day Week Report (2023).

  • Goldman Sachs, estimaciones de productividad IA.

  • BBVA Research, Impacto de la IA en la economía española (2024).

  • Barómetro IndesIA 2025.

  • Salesforce, informe sobre pymes en España y IA (2024).

  • Cinco Días, “La gran empresa española avanza en digitalización y tira de la pyme” (2025).

  • El País, “La era de los robots asusta a los empleados” (2024).

  • El País, Foro Futuro: Inteligencia Artificial para ayudar al trabajador (2025).

  • Cinco Días, El bum del software ‘made in Spain’ (2025).

  • Ayuntamiento de Valencia, resultados piloto semana laboral de cuatro días (2023).

  • El País, La prueba de jornada de cuatro días en Valencia mejoró la salud, redujo la contaminación, pero perjudicó al comercio (2023).

  • Xataka, Valencia tiene los primeros resultados de su experimento de semana laboral de cuatro días: el veredicto es prometedor, pero no perfecto (2023).

  • Experiencias en Países Bajos (The Times, 2024).

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